Este año han desaparecido tres soberanos árabes y ha surgido una generación de nuevos dirigentes que augura esperanzas en materia de reformas, pero también inquietudes respecto a la estabilidad política de la región.
En los últimos nueve meses los dirigentes árabes rejuvenecieron varias décadas con la aparición de personalidades políticas que oscilan entre los 30 y los 40 años. Se trata del rey Abdalá II de Jordania, de 37 años; el emir de Bahrein, jeque Hamad Ben Issa al Jalifa, de 49 años, y el rey Mohammed VI de Marruecos, de 36 años.
El rey Husein de Jordania falleció en febrero pasado y le sucedió su hijo, Abdalá II; Hassan II de Marruecos murió en julio pasado y fue entronizado su hijo Mohamed VI y en Bahrein, en marzo, Hamad Ben Isa Al Jalifa ocupó el trono tras la muerte de su padre, el emir Isa Ben Salman Al Jalifa.
Los Reyes de España tuvieron un papel relevante en ambos funerales. Tanto el nuevo rey de Jordania como el de Marruecos calificaron a Juan Carlos I como «un hermano».