Conferencia
del músico Franciso de Gálvez
Ámbito Cultural El Corte Inglés, 9 de enero de 2008
El
Carnaval. Inspiración inagotable de música
Presenta: Mercedes Vico, Vicerrectora de Cultura de la UMA
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AEstimados amigos, lo primero que quiero es agradecer la invitación para
impartir esta conferencia que he recibido con mucha amabilidad y
conjuntamente de la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga y del
Aula de Cultura del diario SUR, representados por David Delfín y Juan
Antonio Vigar. Y, por supuesto, también quiero agradecer las generosas
palabras de mi amiga Mercedes Vico, una de las personas de mayor
compromiso y entrega cultural con nuestra ciudad de Málaga. Su impecable
trayectoria de iniciativas culturales guiadas por su sensibilidad
artística y contínuo trabajo al frente del Vicerrectorado de Cultura de
la UMA durante los últimos años así lo demuestra.
Gracias, Mercedes.
Hablemos ahora de la música en los Carnavales. Las fiestas de carnaval
siempre han tenido su música, de uno u otro tipo, correspondiendo al
entorno de celebración de la fiesta. Las modas, los estilos, los avances
sociales han ido modelando también las músicas de carnaval. Para
comprenderla mejor, es necesario un breve paseo histórico por los
principales elementos del Carnaval, que se han ido convirtiendo en
fuente de inspiración para músicos de todos los tiempos, especialmente
para los de nuestros días.
Desde las antiguas culturas mediterráneas, sobre todo en la Grecia
clásica, donde los ritos carnavalescos desembocan en la invención del
teatro, pasando por Roma –con sus fiestas de Saturno, dios de la
cosecha- hasta hoy, podemos observar elementos comunes en la celebración
de estas fiestas.
Antes siquiera de abordar dichos elementos, es fundamental tomar
conciencia de la fortísima relación existente entre el carnaval y el
cristianismo, entre las fiestas paganas y religiosas de nuestras
culturas.
La influencia del cristianismo convirtió esta antigua fiesta pagana en
una despedida de la carne y una invitación al recogimiento interior,
previa a la austeridad de la Cuaresma, evento cristiano que conmemora
los cuarenta días que Jesucristo empleó para su retiro en el desierto.
El calendario del actual Carnaval depende desde entonces del calendario
cristiano, y se celebra cada año varios días antes del miércoles de
ceniza, fecha en la que inicia la Cuaresma, período que terminará en el
Domingo de Ramos, inicio a su vez de la tradicional Semana Santa.
Me consta que el origen etimológico de la palabra carnaval ha sido
abordado por personalidades culturales como Alfredo Taján o Aurora Luque
en conferencias previas, pero aún así, modestamente, creo que merece la
pena recordarlo. Como saben, proviene del italiano carnavale, haplología
del latín clásico carnelevare, término que alude a levantar o quitar la
carne, refiriéndose a la prohibición que existía en los siguientes
cuarenta días de ayunos y abstinencia que ordenaba la Cuaresma. Esto nos
da una clara idea del ambiente de rebelión a las normas, al poder, que
se expresa en forma de fiesta autorizada que sirve de escape a
prácticamente todos los grupos o clases sociales, justo antes de un
período de abstinencia y recogimiento como es la Cuaresma.
Un elemento importante de estas fiestas es su componente fuertemente
teatral, liderado por la máscara, evolucionada en el disfraz y en las
actuales caracterizaciones. La máscara es un fuerte recurso teatral,
usado desde la antigüedad, que permite la dualidad, la contrariedad o el
caos. Ponerse una máscara nos permite descansar psicológicamente de
todos los trabajos que nos imponen nuestras propias reglas. Pese a que
el uso de máscaras en Carnaval tenga sus detractores –como en el caso de
Venecia, donde el carnaval ha sido acusado de clasista y
aristocratizante-, también tiene muchos seguidores. Los esclavos podían
actuar como hombres libres, los hombres comportarse como mujeres y/o
viceversa, los afamados pasaban desapercibidos y los desconocidos podían
tener sus momentos de popularidad.
La comida es otro aspecto central de las fiestas de carnaval. El aspecto
carnal que desprende su etimología se entiende como oposición a los
austeros tiempos de la Cuaresma, como ya hemos visto. Estos tiempos
también coincidían con las épocas de cosecha, cuando se daba por
terminada la siembra. Solían ser tiempos de escasez. La Primavera que se
aproximaba era época preciosa a la vista, pero de gran pobreza agraria
(aspecto este último compensado en nuestros días por las tecnologías de
conservación, tratamiento y facilidades de transporte de alimentos)
Probablemente, el aspecto más relevante de cualquier fiesta de carnaval
es su vinculación a ser celebradas en ambientes de paz y libertad. Me
gustó mucho leer unas líneas de Aurora Luque, donde señalaba que los
antiguos ya eran conscientes de esta estrecha relación entre la Fiesta y
la Paz: Así lo manifestaba un personaje de Aristófanes en una comedia
titulada precisamente La Paz. Esta comedia se estrenó en Atenas en el
año 421 a.d.C en plena guerra del Peloponeso. El héroe es Trigeo, un
viñador que, harto de la guerra y sus miserias decide subir al cielo en
un escarabajo volador – aquí tienen ya ustedes un prototipo de carroza
carnavalesca- para pedir cuentas al dios Zeus. Ya arriba, con la ayuda
de un coro de labradores, se proponen rescatar a Eirene, la diosa de la
Paz, que ha sido secuestrada por Pólemo, la personificación de la
guerra. Cuando liberan a la Paz, esta aparece escoltada por otras dos
diosas, Opora (la Cosecha) y Teoría (la Fiesta). Aquí queríamos llegar:
la paz y la fiesta pertenecen a un mismo cortejo, caminan siempre
unidas. Trigeo entona un emocionado requiebro a las diosas, con una
enumeración de los olores más deseables de la fiesta, que, como podrán
comprobar, coinciden en parte con elementos carnavalescos:
TRIGEO: ¡Salud, Cosecha, y tú también, Fiesta! ¡Qué cara era la tuya,
Fiesta, y cómo hueles, qué bien para el corazón, tan dulce, como a no
hacer el servicio militar, y a perfume![...] (La mochila del soldado)
huele a eructo de cebolla y a vinagre, esta (la Fiesta) a cosecha,
hospitalidad, Fiestas Dionisias, flautas, tragedias, canciones de
Sófocles, tordos, versitos de Eurípides, yedra, colador para el vino,
corderos balando, seno de las mujeres que van corriendo al campo,
esclava borracha, jarro volcado, y a otras muchas cosas buenas.
Al héroe de Aristófanes la fiesta le huele a las alegrías desbordadas
del vino, a comida campestre, a erotismo gozoso, a canciones, a
hospitalidad. Para que el carnaval sea posible el hombre debe olvidarse
de todas las guerras y posguerras.
Es fácil imaginar el carácter lúdico y festivo que desprenden las
fiestas de carnaval, que hoy han traspasado todas las barreras políticas
y/o geográficas, instalándose en todos los rincones del mundo, desde Sao
Paulo a Venecia, pasando por Tenerife, Cádiz o nuestra Málaga querida.
Podríamos extendernos algo más en el contexto de los carnavales, pero
creo que esta breve descripción de los elementos principales que
configuran la personalidad de las fiestas carnavalescas nos permitirá
entender mejor la naturaleza de la inspiración de su música.
Muchos compositores han tomado estas fiestas como fuente de inspiración
musical
La celebración del carnaval ha sido, sin lugar a dudas, una poderosa
fuente de inspiración de numerosas creaciones musicales. El carnaval de
Venecia, el carnaval romano, el de San Petersburgo o nuestro carnaval de
Málaga tienen formas muy distintas de interpretar la fiesta, aunque
tienen en común la poderosa atracción que ejercen sistemáticamente sobre
los artistas. El misterio que rodea la fantasía de la máscara o la
posibilidad de transformarse en un personaje distinto por unos días ha
fascinado a músicos de todos los tiempos.
El Carnaval siempre tuvo su música, para que las máscaras pudieran
moverse con sus ritmos y bailes, y para que muchos compositores pudieran
dar rienda suelta sus fantasías, unas veces con referencias explícitas a
las melodías populares y, con más frecuencia, evocando sonidos del
ambiente lúdico y festivo que en esos días inundaba las calles.
La lista de obras musicales que se relacionan con el Carnaval es amplia.
Desde el Carnaval de Schumann, Op. 9, obra pianística, terminada en
1835, la obertura de concierto Carnaval, op. 92, de Dvorak, compuesta en
1891, El carnaval de los animales, escrita por Saint-Saëns en 1886, los
Cuentos de Hoffmann, de J.Offenbach, con su célebre Barcarolla en los
canales de Venecia, la obertura El Carnaval romano, op. 9, de Héctor
Berlioz compuesta en 1843, hasta los ballets del siglo XX Petrouchka y
Pulcinella de Stravinsky, así como otras obras de Leoncavallo, Paganini,
Granados, Milhaud, Schoenberg y otros compositores han sido inspiradas
en el carnaval y en la commedia dell’arte. Nos detendremos en dos
autores en concreto, Hector Berlioz y Antonio Vivaldi.
Oiremos ahora un fragmento de la obertura de concierto El Carnaval
romano, de Héctor Berlioz. Berlioz compuso varias óperas, entre ellas
Benvenuto Cellini, en la que se narran los tempestuosos amores del
conocido orfebre italiano con la hija del tesorero pontificio, que
fracasó cuando fue estrenada en 1838. Pero el músico superó la crisis y
siguió ocupándose de ella, escribiendo una obertura para el segundo
acto. La llamaría El Carnaval Romano, Op. 9. Esta es la obra a escuchar.
Probablemente distinguiremos con facilidad el carácter festivo, vivaraz
y alegre de la música del Carnaval en la Roma renacentista.
Audición 1.
También me detendré en la figura de Antonio Vivaldi, célebre compositor
de estatura mundial conocido principalmente por Las Cuatro Estaciones.
El interés, en este caso, se debe a su nacimiento y desarrollo musical
en Venecia, una ciudad donde el carnaval y el teatro alcanzaron un
esplendor internacional precisamente en su época. Veremos lo que señalan
algunos de sus estudiosos, que nos aportará algunos datos sobre el
desarrollo de las fiestas de carnaval.
El teatro y carnaval en Venecia
Parece ser que mucho antes de que se realizara una representación de
óperas en teatros abiertos al público, Venecia ya tenía una importante
vida teatral, como lo prueba un documento de 1508 que hace referencia a
“recitations et representationes comediales”. Estas no se hacían solo en
teatros sino también en casas privadas, lo cual motivaba muchas veces la
intervención de los Inquisitori, un verdadero órgano de control y a la
vez de censura que el estado veneciano mantenía para resguardo del orden
y la moral pública.
Era común el hecho de reunirse entre los cantantes e instrumentistas y
realizar algún espectáculo improvisado. Según Remo Giazzotto, existían
en Venecia 20 teatros y más de 1000 comediantes y cantantes, los que
abundaban sobre todo en época del carnaval. En ese ámbito la Commedia
dell´Arte celebraba sus triunfos en lugares públicos, en donde la
fantasía despertaba la alegría de los venecianos.
La Commedia dell´Arte consistía en una representación improvisada de
cualquier tipo y de la cual se tienen noticias desde mediados del siglo
XVI, actividad que se prolongó hasta la mitad del siglo XVIII. Según
Walter Kolneder, entre esta Commedia dell´Arte, el teatro y la ópera
existían puntos en común, tales como los clásicos enredos provocados por
los disfraces, su posterior reconocimiento y toda clase de situaciones
relacionadas con enredos amorosos, engaños (el viejo adinerado, la
joven, su amante), etc.
En 1637 se producía en la propia Venecia, un hecho de gran importancia,
que habría de destrabar la relación entre el público y el teatro. El San
Cassiano venía por primera vez abierto al público “pagante” con el
estreno de Andrómeda, obra de Francesco Manelli, de manera tal que el
teatro musical dejaba de ser un “fatto gentilizio”, es decir, abandonaba
la corte y pasaba a depender del gusto y de la moda imperante.
Este éxito despertó definitivamente el interés de los venecianos por el
nuevo género lo que dio pie a la creación de nuevos teatros. Este es el
detalle de las nuevas salas creados en la ciudad en el siglo XVII:
1637 – Teatro Tron a San Cassiano
1639 – Teatro Grimani dei Santi Giovanni e Paolo ( o San Zanipolo )
1639 – Teatro Zane a San Moisé
1651 – Teatro di Sant´Apollinare detto San Aponal
1655 – Teatro Grimani a San Samuele
1661 – Teatro Vendramin a San Salvatore
1677 – Teatro Marcelo-Capello a Sant´Angelo
1678 - Teatro Grimani a San Giovanni Grisistomo
Importancia de la influencia cristiana en el desarrollo de los teatros
En aquellos años los teatros llevaban agregado el nombre de la iglesia o
parroquia más cercana. Otro dato interesante es que alguna de estas
iglesias venecianas llevaran nombre de santos otorgados a personajes de
la Biblia, como es el caso de San Samuele y San Moisé.
Documentos y correspondencia de la época entre los múltiples viajeros y
turistas en Venecia dan cuenta de la fama de los espectáculos que la
ciudad lacustre presentaba, y ofrecen un cuadro muy colorido y realista
del ambiente teatral de aquellos años. Dice el director de orquesta
Máximo de Bernart que “E evidente che in questo strano mondo teatrale,
piú che i musicisti contavano i virtuosi, primedonne e castrati, poi gli
scenografi, creatori di mirabolanti e fittizi mondi fantastici e di
ingegnose macchine sceniche”
No debería pasarse por alto el hecho de que los dos últimos teatros
mencionados fueron inaugurados en fecha cercana al nacimiento de Antonio
Vivaldi, ocurrido el 4 de marzo de 1678.
El Carnaval de Venecia
La principal temporada de teatro veneciano estaba circunscripta al
carnaval. La temporada comenzaba el 26 de diciembre, día de San Esteban,
y se prolongaba hasta el martes de Carnaval. Una de las características
diferenciales de esta fiesta eran las máscaras, que eran usadas por toda
la sociedad veneciana incluido el clero, lo cual hacía que detrás de una
mascara se igualaran todas las clases sociales.
Michael Talbot, unos de los mas prestigiosos investigadores de la vida y
de la obra del veneciano, dice que “la temporada teatral de otoño en la
ciudad lacustre se iniciaba en la primera semana de octubre y se
extendía hasta mediados de diciembre”. Esta era más una temporada de
comedia, aunque desde el mes de noviembre en adelante muchos teatros ya
montaban obras como anticipo del carnaval. En 1699 se dispuso la
clausura de los teatros en la Navidad, lo que delimitó definitivamente
la temporada de otoño de la de Carnaval.
Sin adentrarnos en una investigación musicológica, podemos observar
algunos hechos musicales importantes de las fiestas de carnaval que han
trascendido en nuestros días.
Los avances sociales han facilitado enormemente el desarrollo de las
fiestas de carnaval. La creación de nuevos y adecuados espacios
escénicos ha permitido trasladar estas expresiones populares de la
calle, o casas privadas, a los teatros. En Málaga, podemos observar con
claridad la importancia para los carnavales de contar con el apoyo de
los grandes teatros de la ciudad. Tanto el Teatro Cervantes como el
Teatro Alameda han sido elementos clave en el desarrollo de las fiestas
de carnaval, por razones obvias. Estos apoyos, más la creciente y
constante recuperación de los carnavales en Málaga desde los años 80,
tiempos cercanos a la transición; o los acuerdos de los organizadores
del Carnaval con el Ayuntamiento y autoridades eclesiásticas para
terminar las fiestas antes de Cuaresma; y sobre todo, el deseo de miles
de malagueños por disfrutar esta celebración, permiten hoy gozar de unas
fiestas de carnaval de Málaga que se encuentran en el mejor momento de
su historia.
Como resultado de estos cambios, podemos destacar que en Málaga se
celebra anualmente un concurso de agrupaciones, que este año 2008
convoca a 21 murgas de adultos, 1 murga infantil, 16 comparsas de
adultos y un cuarteto de adultos. Total, 39 formaciones. Esto sin
olvidar los actos alrededor del carnaval como el encargo del cartel o la
presente conferencia.
No obstante, mantengamos unos minutos más la atención sobre la música.
Hemos oído algo de la música previa relacionada con los carnavales, en
la figura de Berlioz. Inmediatamente después de la conferencia, oiremos
en vivo a la comparsa ganadora en Málaga en 2007‚ original de Sergio
Lanzas y Antonio Carlos Rojas Gallego‚ El Último Amanecer. Pero antes de
despedir esta conferencia, me permito sugerir una última audición de un
Pasodoble de 1981, Pregones, música original de Emilio Álvarez López
arreglado para orquesta sinfónica por Israel Sánchez López, e
interpretado por la Orquesta Manuel de Falla, de Cádiz.
Audición 2.
Como habrán notado, no hay letras. Sólo música, y es una grabación muy
actual, de hace dos o tres años. Podemos hablar de la calidad y de la
orquestación, pero es necesario hablar de las letras. Una canción es, en
esencia, letra acompañada de música o viceversa, según se quiera
diseñar, y es parte fundamental en la estética del actual carnaval.
Esto hace que el formato de las agrupaciones más utilizado en los
carnavales sea coral –incluso me atrevo a decir coral de voces
masculinas-, acompañado de algunos instrumentos como la guitarra, el
bombo o la caja. Nombrado como comparsa, murga o coro, a veces se
utilizan otros términos como cuarteto o chirigota, o incluso gran coro.
En cualquiera de sus terminologías, podemos pensar con relativa
facilidad que las formas musicales de los carnavales no pretenden ser
sinfonías ni óperas u obras de una gran envergadura musical. Son formas
breves, diseñadas para ensalzar las bellezas de la ciudad o criticar a
los eventos sociales o políticos del momento, principalmente, partiendo
del humor y la afición, y adornado con música, buenas letras, disfraces,
máscaras y cualquier accesorio que facilite las interpretaciones. La
música es un medio ideal para emocionarse, en cualquiera de sus
versiones, y en carnaval, también es arte, comunicación, forma de
expresión y muchas cosas más.
Conclusiones
Después de observar la historia musical de los carnavales, podemos decir
que su música se mantiene en constante actualidad, conforme a las modas
del momento. Hoy, la música de carnaval, en sus formas de canciones,
cuplés, tangos o pasodobles, responde a los mismos antiguos impulsos:
comunicar alegrías, es transgresora y crítica social, y es creada e
interpretada por el pueblo al que representa. Su nivel de sofisticación
no pretende ser alto, pero sí es una música emotiva y eficaz,
principalmente cantada.
La música de carnaval contiene por tanto, elementos folklóricos y
locales que la hacen única y especialmente valiosa. Un último apunte
sobre la utilidad de la música de carnaval: desde mi faceta de profesor
de didáctica de la enseñanza musical en la UMA, me atrevo a decir que el
uso didáctico de la música de carnaval puede jugar un papel determinante
en la formación musical e integral de las personas, del mismo modo que
lo pueden hacer otras manifestaciones populares como los villancicos o
cantos folklóricos autóctonos. Como decía Kodály, pedagogo musical
húngaro de trascendencia internacional, los niños – y este comentario es
trasladable a los adultos- deben aprender primero su lengua materna
musical y por esta vía, acceder al lenguaje universal de la música.
Les dejo con este pensamiento y con ganas de ver cómo nuestras
agrupaciones van sorprendiéndonos con nuevas e ingeniosas músicas que
nos sigan haciendo sonreír, emocionarnos y soñar.
Muchas Gracias.
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