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Descripción
Las violetas son flores muy populares. Los romanos las depositaban
sobre las tumbas, y tenían carácter mitológico: en el mito de Atis
"el bello", Agdistis, al saber que el rey Midas lo había
destinado para su hija, prefirió volverlo loco antes que perderlo; y
Atis, en su locura, se castró bajo un pino y allí murió, en un lugar en
torno al cual, cuando Cibeles enterró sus miembros, crecieron violetas.
Hay especies preciosas de las altas montañas como la Viola pinnata,
que llega hasta Siberia; o la replicata de las cumbres andinas; la cheiranthifolia
de las cumbres del Teide; la cazorlensis de esa sierra andaluza, y
la crassiuscula, joya florística de Sierra Nevada.
Nuestra violeta es de origen norteafricano. Su porte es humilde, de 10-15
centímetros, hojas lustrosas y lampiñas y estípulas del mismo tamaño
que las hojas. El espolón es violeta.
Fue descubierta por el Sr. López, canónigo de Málaga, y por Prolongo,
quien la dedicó a su maestro, Demetrio Rodríguez, director del Real
Jardín Botánico. |