Cuerpos congelados
La criogenización es un viaje
hacia el futuro. La revista 'Popular Sciencie'
explica cómo se realiza en un quirófano este
proceso científico
G. PEDROSA/ GRANADA
SISTEMA.
El proceso de criogenización es muy
complejo. / EPA |
A caballo entre
la ciencia y la ciencia-ficción, la criónica (a
menudo confundida con la criogenia) es la
práctica que consiste en criopreservar humanos o
animales a quienes la medicina actual ya no
puede mantener con vida, hasta que su
resurrección sea posible en el futuro. En la
actualidad el proceso no es reversible, por lo
que la ley sólo permite la puesta en marcha de
estas técnicas en humanos cuando estos han sido
declarados legalmente muertos.
Dos empresas estadounidenses son pioneras en la
práctica de esta disciplina: Alcor Life
Extension Foundation (Arizona) y American
Cryonics Society (Michigan) y hasta el momento
han criogenizado a más de 150 hombres y mujeres;
otros mil más esperan poder acudir a estos
centros cuando llegue el momento. La revista de
divulgación científica, 'Popular Science' ha
publicado en su último número una información
que explica cómo se lleva a cabo este proceso en
un quirófano.
El cuerpo humano tiene normalmente una
temperatura de entre 34 y 36 ºC, y tiene que
descender hasta los -196, que es la temperatura
de ebullición del nitrógeno. Según la
publicación, este descenso es muy complejo
porque hay que evitar un proceso de congelación
erróneo que permita que las células se rompan. Y
es que el organismo está compuesto en su mayor
parte por agua, y ésta, al convertirse en hielo
puede dañar los tejidos. Para evitarlo la
empresa Alcor usa una técnica que permite que
estos tejidos no se congelen, sino que queden
vitrificados.
Con la meta de conseguir una buena
criogenización, el equipo científico trabaja con
los cuerpos desde el momento en que se declara
legalmente el fallecimiento. Hay que comenzar a
bajar la temperatura cuanto antes e inyectar en
el fallecido un cóctel anticoagulante para
evitar que la sangre no se coagule en el
interior, lo que durante el proceso de
enfriamiento podría crear tapones e impedir que
los líquidos crioprotectores fluyan libremente
por las arterias y las venas del organismo.
Estos líquidos se sustituyen por la sangre y
cumplen la función de eliminar parte del agua
del cuerpo y hacer que el resto se vitrifique
cuando lleguen a la temperatura de -120 ºC, en
lugar de congelarse. La perfusión de los fluidos
crioprotectores se lleva a cabo mientras que la
temperatura del organismo desciende hasta los
-3º C. El enfriamiento se consigue rodeando al
fallecido con bolsas y placas de hielo y a
partir de la acción del nitrógeno líquido.
Terminado este proceso, el cuerpo se deposita en
un arcón de aislamiento para un enfriamiento
rápido a partir de nitrógeno líquido. Según
explica el artículo de 'Popular Science', en
cerca de 40 horas se descienden hasta los -110
ºC, sólo diez menos de los necesarios para la
cristalización. La bajada es tan intensa para
evitar que se puedan formar placas de hielo.
Después de eso el cuerpo se introduce en una
especie de saco de dormir y en un contenedor en
el que pasará cerca de dos semanas, en las que
la temperatura bajará progresivamente hasta
superar el proceso de la cristalización.
Finalmente, pasa a un contenedor definitivo en
el que alcanzará los -196º C y en el que
permanecerá.
Una de las partes más delicadas a tener en
cuenta en este proceso es el cerebro, hasta el
punto de que algunos clientes sólo desean
preservar este órgano. Los expertos
entrevistados en la revista detallan que se
controlan mucho la temperatura y el tamaño del
cerebro durante la perfusión de los
crioprotectores. Si el tamaño aumenta es que
esta perfusión es incorrecta y si disminuye
indica que el órgano se está deshidratando para
pasar al proceso de vitrificación. Igualmente se
utilizan sensores de sonidos que están centrados
en percibir cualquier fractura que se produzca.
Demasiado riesgo
En la actualidad, congelar la vida no deja de
ser una aventura demasiado arriesgada, habida
cuenta de que recuperarla es todavía imposible;
el proceso no deja de ser irreversible. Aunque
para mucha gente la criogenización es la
oportunidad de dormir ahora, cuando todavía no
existe la cura para muchas enfermedades, y
despertar en el futuro, cuando la ciencia pueda
haber hallado solución para muchos problemas,
como por ejemplo el envejecimiento. Es una
manera científica de creer en el sueño eterno;
sólo con pensarlo se te hiela la sangre.
La premisa
principal de la criónica para que este tipo de
investigaciones progresen en la ciencia es que
la memoria, la personalidad y la identidad se
encuentran en la estructura y la química
cerebrales, y que la actividad cerebral puede
detenerse y después reactivarse bajo
determinadas circunstancias. Pero como regla
general no se acepta que los métodos actuales
preserven el cerebro lo suficientemente bien
como para permitir la reanimación en el futuro.
Los crionicistas se muestran optimistas ante
este reto.
|