Mejorar la construcción
de los edificios para minimizar los
efectos de los seísmos. Ese es el
objetivo que desde hace tiempo se han
marcado los Investigadores del
Departamento de Estructuras e Ingeniería
Hidráulica de la Universidad de Granada
(UGR), que acaban de desarrollar el
diseño de disipadores de energía, es
decir, dispositivos que actúan como los
fusibles de una instalación eléctrica
durante un terremoto, haciendo que las
estructuras de los edificios soporten
mejor el movimiento.
En una nota, Andalucía Innova indicó que
los expertos de la UGR proponen
tecnologías de «bajo coste, fáciles de
instalar y con sistemas para evaluar su
vida útil». Esta tecnología de
disipación pasiva de energía reduce la
vulnerabilidad sísmica en estructuras
proyectadas con normas sísmicas
antiguas, según explicó. Además, en el
caso de construcciones de nueva planta,
mejora y aumenta los niveles de
comportamiento para que, en caso de
seísmo, concentren el daño en el
disipador y protejan de esta forma al
resto de la edificación.
El uso de disipadores de energía está
muy extendido en Japón, Estados Unidos y
algunos países europeos, «pero no ocurre
lo mismo en España». La novedad de los
dispositivos que están desarrollando en
la Universidad de Granada radica en
mejoras como su bajo coste, su facilidad
de instalación y la posibilidad de
predecir cuándo van a romperse, es
decir, su capacidad límite.
La investigación se completa con una
línea de actuación centrada en marketing
industrial orientada a facilitar la
implementación del nuevo producto en el
mercado. Según el director del proyecto,
Amadeo Benavent, se pretende «plantear
un modelo mediante encuestas a
profesionales como ingenieros y
arquitectos, con el objetivo de crear
una tecnología con sello andaluz para
exportar al ámbito nacional y
extranjero».
Simulación de seísmos
La metodología para desarrollar los
nuevos disipadores tiene una parte
experimental y otra numérica o de
análisis. La primera incluye ensayos
dinámicos en la nueva mesa sísmica
instalada a finales de 2008 en el
Laboratorio de Estructuras de la
Universidad de Granada.
Este sistema, único en Andalucía y
segundo en España por su tamaño (3x3
metros) y prestaciones, permite simular
terremotos reales sobre modelos a escala
de edificios y evaluar la eficacia de
los disipadores.
Dentro del apartado numérico se incluye
el tratamiento avanzado de señales y
simulaciones numéricas con un nuevo
modelo de daño ideado por los mismos
investigadores en trabajos anteriores.
Con él se pretende predecir la
resistencia sísmica de las
construcciones, es decir, qué cantidad
de energía son capaces de absorber los
edificios sin derrumbarse.
Esta iniciativa constituye un Proyecto
de Excelencia de la Consejería de
Innovación, Ciencia y Empresa que ha
recibido una financiación de 569.668
euros.