Elegida voluntariamente por unos y
sufrida con pena por otros, la vida en
solitario a los 50 años duplica el
riesgo de padecer demencia en la vejez,
según un estudio publicado ayer en el
British Medical Journal (BMJ).
Además, si a esto se le suma que uno
está divorciado o ha enviudado, las
posibilidades de padecer este tipo de
enfermedad, que incluye el síndrome de
Alzheimer, se triplica, algo que los
investigadores achacan a la falta de un
compañero que ofrezca una protección
extra a nivel mental.
Esta es la principal conclusión a la que
ha llegado un equipo de científicos del
Karolinska Intitutet de Estocolmo
(Suecia) liderado por Miia Kivipelto,
que ha estudiado la evolución de 2.000
individuos de mediana edad durante los
últimos 21 años.
A medida que la esperanza de vida sigue
en aumento en la práctica totalidad del
planeta, la demencia está adquiriendo
una mayor relevancia en los programas de
salud pública, afectando -según los
datos de los investigadores- a cerca de
25 millones de personas en 2005.
En 2040 se calcula que 81,1 millones de
personas padezcan esta enfermedad, que
por regla general afecta a personas
mayores de 65 años y cuyo síntoma
principal es la pérdida progresiva de la
memoria.