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Un paso por delante de la catástrofe
Investigadores de la UMA trabajan en el desarrollo de modelos matemáticos para predecir las consecuencias de algunos desastres naturales como inundaciones o 'tsunamis'

LAURA P. TORRES

Las lluvias torrenciales provocaron que el caudal tanto del río de La Miel como en el arroyo de los Colmenarejos se desviase del cauce e inundara la playa Molino de Papel situada entre los acantilados de Maro y Cerro Gordo. El encanto salvaje se transformó en un verdadero desastre natural por las consecuencias nefasta para la flora y fauna. Por fortuna, esta situación nunca ha sucedido, pero si llegara a pasar, el grupo de investigación Ecuaciones Diferenciales, Análisis Numérico y Aplicaciones (Edanya) de la Universidad de Málaga (UMA), liderado por el doctor Carlos Parés, podría saber que consecuencias acarrearía ya que trabaja en el estudio de la simulación numérica de flujos geofísicos, que permite diseñar modelos de predicción de catástrofes, como 'tsunamis' o inundaciones.

«Se comenzó con la predicción del tiempo, que se basa en modelos matemáticos, y cada vez existen simulaciones más complejas», señala Carlos Parés quien subraya «que cada vez hay más posibilidades gráficas debido al avance de los equipos informáticos».

Entre los modelos matemáticos desarrollados por este grupo tras casi 20 años de investigación, uno de los más recientes se centra en la simulación de 'tsunamis' provocados por avalanchas submarinas. «Málaga es una zona de riesgo de 'tsunamis', por ello existe un interés local en este simulador», dice el científico.
Según Parés, un modelo matemático es un sistema físico que se realiza sobre algo que se puede cuantificar. Es decir, «escribimos el estado con las leyes físicas que gobiernan los elementos y sus comportamientos, las variables del problema rellenan las incógnitas de las ecuaciones, que se meten en el ordenador, y éste las interpreta», comenta.

«Mucho más complejo»

En este sentido, el último modelo establecido para la predicción de 'tsunamis' es distinto a los anteriores, «es mucho más complejo y no sólo se resuelve como evoluciona el agua, sino también la plataforma continental», añade el coordinador quien hace hincapié en que «lo que hacemos no predice en qué momento se va a producir, sino algunos aspectos vitales». Por ejemplo, en el supuesto de que se pueda producir un 'tsunami' debido a una avalancha submarina en una zona de riesgo, el modelo permite saber a qué zonas de la costa llegará y en qué momento, así como cuáles serán los riesgos y que áreas de mayor proximidad al litoral serán más vulnerables.

Asimismo, las variables que hay que tener en cuenta para realizar las ecuaciones matemáticas a través de las leyes físicas son la velocidad del agua, la velocidad de la capa de sedimentos, los movimiento de la superficie del agua, la altura y el espesor de la columna de agua, datos de la batimetría, el estado inicial del agua, los vientos, las mareas o la densidad del agua, entre otras.

Avalancha en Alborán

Un aspecto fundamental en el desarrollo del modelo es el estudio de su fiabilidad, para lo que simulan 'tsunamis' pasados y comparan las predicciones que proporciona el modelo con los datos disponibles sobre las consecuencias reales. «Es una manera de calibrar los modelos», apostilla Parés, que añade que estos estudios preliminares guían la mejora de los modelos matemáticos cuyas ecuaciones combinan el movimiento del agua y el fondo marino.
Ahora se encuentran inmersos en el estudio de un hipotético 'tsunami' en la plataforma continental de la Isla de Alborán, motivados por el hecho de que, en sus proximidades, hay signos «que demuestran que se produjo una avalancha submarina».

En esta línea, el grupo Edanya ya ha elaborado y comprobado una simulación sobre la catástrofe con la rotura de la presa de Aznalcóllar, en la madrugada del 25 de abril de 1998, que provocó que una riada de lodos tóxicos invadiera las tierras de los pueblos ribereños del río Guadiamar y llegara hasta Doñana. «Con la catástrofe de Aznalcóllar pudimos comprobar si existían errores en los sistemas que elaboramos», especifica Parés, que indica que la obtención de datos de calidad colaboran oceanógrafos o geólogos.

Entre sus estudios, estos científicos de la UMA desarrollaron un simulador de corrientes oceanográficas en el Estrecho de Gibraltar y predijeron las consecuencias de la acumulación sedimentaria en ríos andaluces. Actualmente, tras haber realizado el trabajo más científico para desarrollar modelos matemáticos, van a hacer aplicaciones más concretas. «El año que viene realizaremos proyectos de colaboración con tres consultoras para utilizar nuestro programa como una herramienta específica y práctica», añade.

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