El reblandecimiento de la fresa durante
la maduración y postcosecha es una de
las causas principales de la pérdida de
la calidad del fruto. En los últimos
años, la transformación genética se ha
convertido en una poderosa herramienta
para estudiar el papel de los genes que
influyen en el proceso de maduración.
En esta línea de investigación trabaja
un grupo de científicos del Departamento
de Biología Vegetal de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de Málaga (UMA),
que desde hace unos años están centrados
en distintos proyectos sobre cultivo 'in
vitro'. «Estamos trabajando en proyectos
de transformación genética en fresa,
olivo y aguacate», explica Miguel Ángel
Casado, uno de los investigadores, quien
incide en que las líneas más
desarrolladas están relacionadas con el
fruto de la fresa.
En los años 90, estos profesores de la
UMA fueron los primeros en España en
poner a punto la tecnología de
transformación en esta planta,
favoreciendo así que en la actualidad
haya muchos grupos y líneas de
investigación en fresas. Uno de los
proyectos, liderado por José Ángel
Mercado, está dedicado al papel de los
genes que controlan la dureza de los
frutos. «Estamos estudiando las causas
que determinan que el fruto se vuelva
blando ya que la fresa tiene una vida
media muy corta después de recogerla»,
comenta el profesor Mercado.
Selección genética
«Existen distintos genes implicados en
este proceso, y seleccionamos de los
posibles candidatos algunos para ir
probando», especifica Casado, quien
subraya que «el fruto tiene varios genes
caracterizados a nivel de expresión, es
decir, cuando un fruto pasa de verde a
rojo o de duro a blando, debemos
determinar cuáles son los que se
encienden y los que se apagan».
Asimismo, «los genes seleccionados son
los que después, con el protocolo de
transformación genética, manipulamos en
la planta», explica el científico de la
UMA, quien también afirma que «lo que
hacemos es frenar un trabajo, ya que
apagamos la expresión de genes que se
comen la pared celular». «Nuestra
hipótesis es que las enzimas que cortan
y degradan esa cubierta son las que
hacen que el fruto se ponga blando,
entonces, si frenamos la actividad de
esas proteínas en la pared celular
logramos que los frutos tarden un poco
más en reblandecerse», especifica
Casado, al tiempo que anuncia que,
concretamente, «el silenciamiento de los
genes de la poligalacturonasa o de
pectato liasa ha conseguido que el fruto
retrase su proceso de reblandecimiento».
Experimentos 'in vitro'
La fresa es una especie muy fácil de
manipular 'in vitro', lo que ha
permitido el desarrollo de sistemas de
transformación genética muy eficientes
en un alto número de cultivos de interés
agronómico. Lo más utilizado para la
transformación de la fresa es el disco
de hoja.
«Esto tiene además unos resultados
fundamentales, como entender el papel de
la pared celular en la dureza», concluye
el responsable de este proyecto, donde
colaboran además la Universidad de
Córdoba (UCO) y el Centro de
Investigación y Formación Agraria (IFAPA)
de Churriana. «El incremento de la
firmeza del fruto reduce su
reblandecimiento durante el
almacenamiento postcosecha y aumenta la
calidad de frutos procesados, como la
mermelada», apostilla Mercado quien
añade que «el problema es que este tipo
de frutos modificados en laboratorio
tienen poca salida a nivel comercial».