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Genética al servicio de la agricultura

Numerosas investigaciones biotecnológicas se centran en la mejora de la calidad de los cultivos andaluces y en su proyección al mercado internacional

LAURA. P. TORRES / MÁLAGA

El agroalimentario es uno de los sectores más tradicionales y, quizá, era uno de los más reticentes a la hora de aplicar las nuevas tecnologías para su desarrollo y mejora. Pero hoy en día, las empresas del sector, sobre todo las hortofrutícolas, colaboran estrechamente con los grupos de investigación en los métodos científicos para dar calidad a los frutos y cultivos en Andalucía.

En esta línea, ayer se celebró en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) con sede en Málaga una jornada sobre 'Innovación y biotecnología en el sector agroalimentario andaluz' donde participaron el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), la asociación para el fomento de la investigación y el desarrollo tecnológico en genómica vegetal (invegen), el Instituto Andaluz de Biotecnología (IAB) y la empresa almeriense Sabia biotech, entre otras.
Los expertos asistentes a este encuentro que aunaba ciencia y empresa estuvieron de acuerdo en la importancia de la transferencia de conocimiento. En este sentido, el presidente del IFAPA, Francisco Javier de las Nieves, aclaró que «el papel de la biotecnología agroalimentaria es muy importante desde el punto de vista de la agricultura ecológica, no sólo en la producción vegetal, sino en la mejora genética». «El desarrollo de la I+D es una forma de hacer frente a otros mercados con mano de obra más barata», subrayó.

Resultados transferidos

En este contexto, De la Nieves incidió en el valor de las producciones de cuarta y quinta gama, productos pelados y cortados, y productos precocinados, y en la labor del IFAPA para transmitir a los agricultores las investigaciones que hay abiertas para que puedan ir utilizándolas en el campo.
Por otro lado, el director científico-técnico de Sabia biotech, Rafael Lozano, quien también es catedrático de Genética de la Universidad de Almería (UAL), comentó diversos ejemplos de la aportación de la biotecnología al sector hortofrutícola. Concretamente, el grupo de investigación que lidera Lozano se ha centrado en el análisis de genes y desarrollo hormonal del tomate.

Tomates mutantes

«Nos centramos en descubrir el genoma del tomate ya que las nuevas fuentes de variabilidad genética ofrecen oportunidades de identificación de genes que afecta al desarrollo de la planta en cualquiera de sus etapas», informó el catedrático que incidió en la elaboración de dos tipos de tomates mutantes. «Elaboramos un tomate de fruto acostillado, alto y con mucho Brix, que es un índice de contenidos en sólidos solubles, como una medida del sabor, y estos frutos han sido utilizados por empresas del sector hortofrutícola en Sevilla», dijo e incidió en que «el otro tomate mutante que hemos creado es incapaz de madurar, lo que se traduce en una mayor vida comercial».

En la actualidad, el equipo de investigadores que encabeza Lozano realiza un proyecto europeo enfocado a la mejora del cultivo del tomate para que tenga una mayor resistencia a la salinidad, un fruto más jugoso, y también aplicar la selección de genes para hacerlo inmune a plagas como la araña roja que «causa numerosas pérdidas en cultivos de este fruto». «Desarrollamos marcadores moleculares a través de un diseño experimental en su genoma, que consta de 12 cromosomas, para lograr una línea de tomates resistentes a este ácaro», concretó.
Además, el responsable de Savia Biotech habló del proyecto Melonomics, en el que participa y que consiste en la identificación de todos los genes del melón y determinar cuáles intervienen en la resistencia de los cultivos frente al ataque de plagas y cuáles están relacionados con la calidad de los frutos, su olor, sabor o textura.

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