Otra vía contra los
residuos
La técnica descubierta por
investigadores andaluces permite una depuración
sostenible, ya que no genera compuestos tóxicos
SUR
/ MÁLAGA
El grupo de investigación 'Análisis y diseño de
procesos con fluidos supercríticos',
perteneciente al Departamento de Ingeniería
Química y Tecnología de Alimentos de la Facultad
de Ciencias de la Universidad de Cádiz (UCA)
aplica el método de oxidación en agua
supercrítica (OASC), a altas temperaturas y
presión, para descontaminar vertidos
industriales, según indicó Andalucía Innova en
una nota.
Según los expertos, se trata de una técnica
novedosa que utiliza un oxidante (aire u
oxígeno) y el líquido elemento en su estado
supercrítico, es decir, se somete el agua a
altas temperaturas y presión, que transforman
sus propiedades y se convierte en medio
excelente donde oxidar los residuos. De esta
forma, se eliminan el 99,99 por ciento de los
contaminantes, «porcentaje que refrenda su
efectividad».
Los investigadores de la UCA se centran en el
tratamiento de vertidos industriales tóxicos y
con altas concentraciones de materia orgánica,
como aceites, disolventes o hidrocarburos, unos
residuos que hacen pasar por una tubería a alta
presión, donde además se calientan hasta 400
grados centígrados.
Vertido autorizado
En otra línea tubular, se añade el oxidante y
cuando ambas tuberías -las de residuos y la del
oxidante- alcanzan las condiciones de presión y
temperatura, van a parar a un reactor de escasas
pulgadas de diámetro y varios metros de
longitud, donde se produce una oxidación
completa de los compuestos contaminantes. De
esta forma, el agua resultante de este proceso
está ya depurada.
«Su pureza es adecuada para verterla a un cauce
público o directamente al mar», señaló uno de
los investigadores participantes en el proyecto,
Juan Ramón Portela, quien añadió que la
utilización de este medio de reacción supone una
prometedora opción debido a las especiales
propiedades que posee y las grandes ventajas que
su utilización conlleva frente a otros métodos
más convencionales.
Según indicó, estos beneficios guardan relación
con su sostenibilidad ambiental, ya que no
genera compuestos tóxicos, como ocurre en otros
métodos tradicionales de descontaminación, como
la incineración. Una vez conseguida la
descontaminación en un reactor piloto, los
investigadores de la UCA trabajan ahora, en
colaboración con investigadores de la
Universidad de Sevilla, en desarrollar la
técnica a escala industrial en el marco de un
proyecto de excelencia, que la Consejería de
Economía, Innovación y Ciencia financia con
388.208 euros.
La transferencia del método a la industria pasa
por solventar algunas «dificultades» que, aunque
se pueden controlar en el laboratorio, aparecen
en la aplicación real como son el arranque y
control de la instalación, la gestión del calor
que se genera en la reacción o la disminución de
la presión de los efluentes del proceso. En los
ensayos que acometen los investigadores resulta
«relativamente fácil» que el agua alcance
elevadas temperaturas, pero, en la industria,
«se necesita mucha potencia para que grandes
volúmenes del líquido se calienten».
Calor contra potencia
Para solucionar esta situación, los expertos no
calientan el agua residual mientras circula por
el sistema, sino que le aplican calor. «De esta
forma, aunque se aumenta el tiempo de
calentamiento, se disminuye la potencia
eléctrica que hay que aplicar», explicó Portela.
En cuanto al obstáculo de la elevada energía
liberada, los investigadores diseñaron un
sistema para aplicar corrientes de agua fría en
varios puntos del reactor. En el caso de la
descompresión de los efluentes que se originan
en el proceso, los investigadores están
evaluando la viabilidad de simplificar la
operación mediante un nuevo sistema de tuberías
de gran longitud que hacen disminuir la presión
del agua que circula por ellas. |
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