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Despacio y con buena letra
El informe constata que es contraproducente inculcar técnicas complejas antes de que el cerebro se haya terminado de formar

SUR /
GRANADA

A diferencia de la extendida creencia popular de muchos padres, la sobreestimulación de los pequeños con el objetivo de desarrollar su inteligencia puede ser perjudicial para el futuro. La estimulación con tareas demasiado complejas a edades tempranas puede provocar deficiencias en el aprendizaje durante la etapa adulta, según ha relevado un estudio realizado por expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR).

Concretamente, los investigadores están estudiando cómo la estimulación en la edad infantil puede intervenir en el proceso de aprendizaje y lo están haciendo mediante la exposición prolongada de ratas a estímulos complejos, según ha informado Innova Press.

«Hay determinados momentos durante la formación del cerebro, que abarcan desde la etapa prenatal hasta la adolescencia, en los que influyen decisivamente factores ambientales como la dieta, pero también hay otras circunstancias que afectan al comportamiento posterior y al modo de aprendizaje en etapas adultas, como es el tipo de situaciones al que fuimos expuestos durante los periodos tempranos», explica la responsable del mencionado estudio, la psicobióloga Milagros Gallo.

Así, y tras realizar experimentos con crías de ratas, los investigadores de la UGR han concluido que «el entrenamiento en tareas demasiado complejas antes de que el sistema esté preparado para llevarlas a cabo puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida».
Esta circunstancia puede responder a dos motivos diferentes principalmente: que la persona se bloquee emocionalmente o bien, que el sistema de la memoria se modifique. «En ambos casos, el resultado es el mismo: se aprende peor si nos han enseñado empleando técnicas complejas antes de que el cerebro se haya formado adecuadamente», garantiza Gallo.

Estos estudios se enmarcan en un proyecto de excelencia denominado Educación, Aprendizaje, Cerebro y Desarrollo, al que la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia ha incentivado con 200.000 euros.

Influencia de la dieta

Otro aspecto que los expertos de la Universidad granadina están investigando en este proyecto es cómo la dieta puede afectar al aprendizaje y a la memoria adultas durante la formación del cerebro. Para ello, han utilizado nuevamente ratas jóvenes y han recurrido a la memoria de reconocimiento de objetos, sabores y lugares. Además, han dedicado especial atención al estudio del hipocampo y la amígdala.
«Dependiendo de nuestra alimentación, tendremos un desarrollo cognitivo u otro, es decir, lo que comemos afecta al modo en que se configura el cerebro», asegura esta investigadora.

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